Situado en el barrio de San Lorenzo, el
mercado central fue construido en 1874 por Giuseppe Mengoni, y es una de las
visitas obligatorias en Florencia.
Vista del Mercado Central |
Por Ana Peinado
En los alrededores, podemos pasear por los
puestos de bolsos y carteras de piel, una calle completa de objetos idóneos
para el recuerdo. En la noche es un buen plan pasear por la “Piazza del Mercato
Centrale”, que acoge a varios pubs y restaurantes, podrás apreciar las luces de
colores y el ambiente animado que se palpa en la zona, formando un escenario
bohemio y pintoresco.
Al entrar en el mercado, se abre ante
nosotros un escenario colorido e impecable, que conserva parte de la estructura
antigua, con un techo alto de viga y una distribución que nos recuerda a los
mercados tradicionales de años atrás.
Puesto de quesos |
Cuando nos adentramos en el mercado,
tenemos un abanico de posibilidades para comer y beber, todo de
denominación de origen de la Toscana. Los precios son muy asequibles, y sobre
todo, el personal de cada estante nos puede explicar cada característica del
producto y sus propiedades o sugerirnos nuevos
sabores.
Cada puesto, está preparado hasta para los
paladares más exquisitos, pasando por toda la variedad alimenticia típica de la
Toscana, desde quesos, embutido, vinos,
pizza, panadería, verduras, fruta, aceite y vinagre, especias y pasta.
Un lugar
más que agradable para comer, tomar un buen vino y relajarse.
Se siente como el pasado y el presente de
este lugar, han hecho del mercado un destino ideal para conocer Italia desde el
paladar.